Carta. Nos explicamos un poco más. Ninis, nos dicen.

A nosotros los jóvenes:

Nos han dejado en la nada. Nos hemos dejado en la nada. Parece que no hay mañana, ni oportunidades, ni trabajo, ni posibilidades de  estudiar, de crecer, de transformar. Por eso algunos nos dicen ninis.  Los que ni estudian, ni trabajan. Pero no es verdad. Al menos no del todo. Ahora es tiempo de decir varias cosas sobre ello.

Lo primero, es que, en realidad, también somos responsables de esta situación. Lo segundo, es que, tampoco podemos negar que alguien comenzó todo esto y nosotros no nos habíamos enterado. No sabíamos que no había oportunidades, o trabajo, o algo, algo que nos cubriría nuestro vacío, el que apenas conoceríamos. En realidad no lo sabíamos. Vivimos tranquilos, hasta cierto punto tranquilos, con problemas normales, algunas veces simples, otros complicados pero  cuando nos enfrentamos al mundo, cuando llegó el momento de valernos por nosotros mismos, nos dimos cuenta del estado en el que estaba. Nos habían jodido todo. No había nada. Perdón por las palabras, pero así fue: todo jodido. Nosotros no lo esperábamos. Al menos no así. Nos dimos cuenta, del vacío, de que los maestros renunciaron a su función de ser maestros, de que los padres renunciaron a su función de ser padres, de que nos quedamos solos, nos dimos cuenta de la corrupción(corromper: Echar a perder, depravar, dañar, pudrir.) que se come todo lo que nos rodea, de que la gente se está matando todos los días, de  los sueños y deseos aplastados.

Quisimos encontrar una salida, hacer lo que nos gusta hacer. Nos dijeron, por ejemplo, que el arte no es un trabajo-nos vamos a morir de hambre-,que tenemos que ser alguien en la vida. ¡Sí somos alguien!, que en algún momento tendríamos que renunciar a lo que nos gusta hacer para poder sobrevivir. Casi nadie en este país hace lo que quiere. Siempre hemos tenido esa sensación. Nos acercamos a esa sensación de que vivimos la del país de no pasa nada. Y pensamos que en el país de no pasa nada, nadie hace lo que quiere,sino lo que puede, y que algunos quieren lo que hacen-o lo que pueden- pero no saben si eso es lo que quieren realmente-¿se lo han preguntado?- y tal vez nunca se den cuenta de ello. Nos vimos en un futuro, atropellando para llegar más lejos. Nos vimos, sintiéndonos que podíamos burlarnos de cualquiera para sentirnos los mejores, acabando con los deseos ajenos, con las vidas ajenas.


Entonces lo rechazamos, no quisimos entrar a trabajos mal pagados, no quisimos estudiar lo que no queremos. Es un reclamo justo, lo sabemos,-hemos visto sus consecuencias- pero no nos dimos cuenta que para que nuestro rechazo pudiera existir tendríamos que depender más tiempo de alguien más. Alguien más que nos mantuviera que nos diera dinero, hogar y recursos para hacer lo que queremos. Y eso, pensamos, tampoco es justo.

Nos dimos cuenta algo tarde, cierto, pero no lo bastante. Nos estamos dando cuenta.             No hay oportunidades. De acuerdo. Comencemos a crearlas. ¿Qué hay que sobrevivir? Tal vez, lo haremos, para salir de ahí, sin perder nuestros principios. Y lo más pronto posible. ¿Qué cuáles oportunidades? Tenemos ideas, pero antes de plantearlas, o quizás, mientras las planteamos, queremos escucharlos. Todos tenemos una idea que compartir, algo que decir, algo que aportar para hacer crecer esta red, para crear nuestras oportunidades, exigir las que sean necesarias.

Sólo queremos hacer lo que queremos, lo que nos gusta hacer. Nos va costar trabajo, y esfuerzo. El mismo esfuerzo que les costó a los que estuvieron antes, y muchos de los que están ahora para darnos lo que tenemos. No somos soberbios: agradecemos lo que han hecho. Sabemos que ha habido amor, y verdad en ello. Solo que estos tiempos exigen algo más.  Mucho trabajo y mucho esfuerzo para revertir el estado actual de las cosas. No vamos a deternos. Ahora o nunca. Entramos al laberinto desconcertados, quizás perdimos tiempo. Preferimos pensar que en realidad ganamos sueños y que ahora es tiempo de salir de él. Nunca más deseos dejados al vacío. Lo que queremos, será, lo que construyamos. Nuestra comunidad, nuestros vecinos, todos aquellos con quienes compartimos un espacio en común, desde lo más cercano todos los que nos rodean nos lo exigen, nos lo exigimos. Nos exigimos transformar. Transformar nuestro entorno, crear oportunidades, exigir oportunidades. En eso estamos. La diferencia es que no es algo que haremos solos. Nos han dicho que los jóvenes tienen que transformar el país. No es cierto. No nos engañemos, no nos liberemos de responsabilidades. Nuestro tiempo es simultáneo. Vivimos en el mismo lugar, compartimos el mismo espacio. Todos estamos en las mismas: no tenemos ni seguridad, ni felicidad, ni perspectivas, ni trabajos dignos, ni nada. Ninis de este país hundiéndose. Un águila devorando una serpiente. Una serpiente devorando un águila encima de los restos turbios de un lago que quisiera reflejarnos. Pero de eso hablaremos después.

2 Comments:

  1. José Juan Callú said...
    Me gustó mucho tu aporte. ¿Es original tuyo? Si lo es, que buena perspectiva. De nuevo, un saludo. Dime, ¿puedo usar fragmentos del mismo para un trabajo universitario?
    Sin Autor said...
    Gracias, el escrito es nuestro. Lo puedes usar, sólo cita la fuente. Saludos.

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