Nuevas formas de fraude electoral.


Cabría esperar que la creatividad y el ingenio se dedicaran a mejores fines, pero por lo pronto hay un buen número de personas imaginando cómo violar la ley electoral.

Puesto que la participación de los ciudadanos el día de la elección como funcionarios de casillas sí ha funcionado y desterró el llenado de urnas, el “ratón loco” y otras prácticas que eran la delicia de los tramposos, éstos se han puesto a innovar. La última y confirmada invención consiste en trasladar, con meses de anticipación y en vísperas de elecciones, a cientos de personas de un lugar a otro, de un estado a otro, para que tramiten su credencial de elector o su cambio de domicilio en municipios muy competidos. Lo hacen con engaños y aprovechando la necesidad de las personas. Las mentiras varían, van desde la promesa de apoyo para mejorar las viviendas y los caminos hasta jugar con su ilusión de conocer el mar.

El caso más escandaloso y documentado, pero no el único, es el de Veracruz. El 4 de julio del 2010 se llevaron a cabo elecciones en ese estado para gobernador, diputaciones locales y ayuntamientos. En los meses previos y cuando todavía lo permitía la ley —entre julio del 2009 y febrero del 2010— se registraron más de 45 mil nuevos electores en Veracruz provenientes de Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, San Luis Potosí, Estado de México, Morelos, Puebla, Chiapas, Oaxaca y Tabasco. Una cifra muy alta e inusual. Por el número y porque se detectó que grupos enteros venían de algunos municipios muy específicos, la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales se puso a investigar. De los 3,055 casos en los que inspectores fueron a comprobar que el cambio de domicilio fuera real encontraron que 2 mil 234 eran ficticios, es decir, que la gente no vivía en Veracruz. Así se descubrió, por ejemplo, que en febrero del 2010, 492 personas fueron trasladadas de Cuernavaca a Boca del Río a invitación del delegado priísta en Veracruz, César Cruz, y con la complicidad de los priístas de Cuernavaca encabezados por Erick Salgado Fernández.

Les dijeron que iban a un mitin y a conocer el mar, pero en realidad todos se pasaron el día tramitando una nueva credencial de elector con domicilio en ese municipio. El día de las elecciones el PRI recuperó Boca del Río en una elección muy cerrada: la coalición encabezada por el PRI obtuvo 31 mil 277 votos y el PAN 30 mil 293, una diferencia de 984 votos. Imposible saber ahora cuál fue el impacto del turismo electoral y si fue determinante, ignoramos cuántas fueron en total las personas que fueron trasladadas de otros estados y domiciliadas ahí, pero es un hecho que las autoridades, IFE, fiscalía y tribunales electorales, tienen que tomar en cuenta estos datos y estas nuevas prácticas para castigarlas con la anulación de esas elecciones.

Por lo pronto, son los acarreados los únicos que están siendo procesados; es cierto, cometieron un delito, pero falta castigar a los incitadores, que siguen libres y pensando seguramente que ya encontraron, otra vez, la fórmula de hacer trampa y voltear elecciones a su favor.

Publicado por Denise Maerker. El Universal.

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